SALTAR AL AGUA ¿PELIGRO O DIVERSIÓN?
Disfruta del agua y evita los riesgos
En esta campaña estival numerosos *organismos se vuelcan en la concienciación y en la prudencia a la hora de realizar actividades lúdicas propias de esta época: desde la exposición al sol, actividades acuáticas, senderismo, etc.
Una de estas campañas que está teniendo especial eco, es sobre los riesgos de “saltar al agua o zambullirse”, ya sea en el mar, ríos, lagos, pantanos o barrancos. Esta actividad lúdica y en principio divertida, puede convertirse en un grave accidente si no observamos unas mínimas pautas de prevención.
El año pasado se produjeron en las costas españolas sobre unos 100 accidentes por esta causa de los que 3 de ellos fueron ingresados en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo con edades de 17, 34 y 63 años, provenientes de Canarias, Málaga y País Vasco.
En Mazarrón el último caso que quedó parapléjico fue hace unos cuatro años saltando desde el Castellar.
Existen muchos factores que se suman para aumentar el riesgo de accidente en caso de saltar al agua, entre ellos: la altura, la visibilidad del fondo, la profundidad, etc. Pero una de las principales es que el ser humano no es capaz de dominar su cuerpo en caída libre sin un aprendizaje previo.
Cuando de niños aprendemos a tirarnos de cabeza, estamos en el borde de la piscina a solo unos centímetros del agua y el impacto si caemos mal, nos provoca dolor e incluso se nos enrojece la piel por el “golpe” contra la superficie del agua. Demostrándonos que somos incapaces de adoptar la postura correcta para entrar en el agua.
El agua no absorbe el impacto de nuestro cuerpo como podríamos pensar, sino que lo reparte en las superficie de nuestro cuerpo que contacte con el agua, cuanto menor sea la superficie de choque, menos energía será absorbida por nuestro cuerpo, por ejemplo: una persona de 60 kg que salte desde 5 m de altura tendrá que soportar una energía de 300 kgm, si salta de 10 m de altura serán 600 kgm.
Estos valores de energía cinética son más que suficientes para provocar fracturas o esguinces si caemos mal, provocándonos dolor que puede dejarnos inconscientes en el agua, en esta circunstancia rápidamente nos ahogaríamos.
Cuando nos zambullimos al agua podemos distinguir 3 fases: la fase aérea donde el desequilibrio es el mayor riesgo de accidente, la fase de contacto donde exponer mayor superficie que los pies o las manos puede provocar graves traumatismos y la fase de emersión, cuando salimos del agua, donde la espuma de la rompiente o las olas puede desorientarnos y hacernos salir contra las rocas, generalmente cortantes y abrasivas que pueden provocarnos graves heridas y hemorragias.
Las recomendaciones básicas son:
• Primero examinar el sitio a saltar
• El fondo que esté libre de rocas cercanas o salientes
• Que exista mínimo la misma profundidad que la altura a saltar y un mínimo
siempre de 3 m de profundidad.
• Saltar siempre de pie, vertical, con las manos pegadas al cuerpo y a ser
posible con calzado.
• No saltar nunca a la vez o en grupos.
• No saltar si hay nadadores debajo.
• No saltar sobre las olas.
• No ir a saltar en solitario.
• Que alguien del grupo permanezca fuera del agua y si es posible con medios
para pedir auxilio (teléfono móvil)
La mayoría de lugares de salto están fuera de las zonas de vigilancia de los puestos de salvamento, no son visibles desde estos o están muy alejadas, por tanto los tiempos de respuesta en caso de accidente van a ser altos y nunca debemos olvidar que esta es una actividad de riesgo de la cual la persona que salta es la única responsable.
Si salta hágalo con prudencia y nunca estando solo.
*Para saber más: Ministerio de Sanidad. Plan estival 2011.